viernes, 30 de noviembre de 2007

La marcha del algoritmo

Este video se lo dedico a mi hermana que es fan incondicional ... Algún día acabaremos encontrando gente lo suficientemente friki como nosotras para hacerlo ... ¡y con la versión original!


miércoles, 28 de noviembre de 2007

Karma ... o algo así

En esta vida, en mi opinión, todo lo que hacemos, todos nuestros actos, nuestras decisiones, conllevan unas consecuencias, buenas o malas, pero ahí están. LLamemoslo como queramos: causa - efecto, estímulo - respuesta o, como decimos en educación, acción - reacción. Cada una de las acciones o decisiones que tomamos en nuestra vida, van a dejar una huella, van a tener unas consecuencias. Y esas van a influir con total seguridad en los siguientes acontecimientos de nuestra vida. Creo que a ésto es a lo que mi gran amigo Cebadilla (que es un genio y, por cierto, VISITAD SU BLOG, INSENSATOS!!!) llama karma (corrígeme si me equivoco). Supongo que ésto es algo así como aquello que dicen nuestros mayores acerca de que si haces maldades, mal te será devuelto y si haces cosas buenas, cosas buenas te pasarán (aunque la verdad es que ésto a mí me suena a "discurso religioso" ya que, después de todo, vivimos en una sociedad occidental tremendamente marcada por el pensamiento y las creencias del cristianismo y su visión acerca del bien y del mal, pero es sólo una opinión mía). A lo que iba es a lo del karma, a esas consecuencias de nuestras acciones. Porque la verdad es que aunque estoy, o al menos siempre he estado, de acuerdo con la teoría de "bien conlleva bien" y "mal conlleva mal", cada día que pasa me voy desilusionando un poco más sobre ello. ¿Que por qué? Porque llevo siendo "buena" toda mi vida, haciendo de todo por la gente que me lo pide, ayudando a quien lo necesita, en definitiva, perdiendo el culo por los demás, hablando en plata, y a cambio, lo único que recibo son palos, palos y más palos. No es justo. Intentas hacer hacer siempre las cosas de la mejor forma posible y lo único que recibes a cambio son traiciones, deslealtades y puñaladas por la espelda. No es justo. Y me gustaría decir que no me importa, que sólo con saber que he hecho las cosas de la mejor manera, de acuerdo a mis principios, a mis valores y a mi forma de ser, me basta. Pero no es cierto. Sí me importa. Me importa porque tembién me gustaría recibir parte de lo que yo doy de vez en cuando. Podeis llamarme egoista si quereis, pero es la pura verdad y, seguramente, en el fondo, sea algo que le pase a todo el mundo.
Si lo bueno atrae a lo bueno y lo malo a lo malo, entonces yo he debido de ser malísima malísima de verdad.
Estoy harta de eso, de verdad. Pero lo peor de todo es que encima soy tan imbécil y tan tonta que no espabilo, sigo siempre haciendo lo mismo, pierdo el culo por quien sea que me necesite en ese momento. Y luego ...
Así que me gustaría saber si alguien sabe cómo se puede solucionar ésto. Porque me vendría muy bien saberlo, a ver si así espabilo.
Silmaril, con un mal día

domingo, 25 de noviembre de 2007

25 de noviembre

Hoy es 25 de noviembre. Otra vez. Otro año más ha pasado casi sin darnos cuenta. Otro año más ... y tú no estás aquí. Y lo peor es que ya no volverás, no puedes. Pero a pesar de todo, sé que no te has ido. Al menos no del todo. Te siento cada día aquí, conmigo, a mi lado. Te siento cerca de mí, viéndome vivir, siguiendo mi estela, guiando mis pasos, viéndome luchar por seguir adelante. Sé que no te has ido. Sé que no me has dejado. Sé que no nos has dejado.
Y a pesar de todo, sigo echándote de menos. Te echo tanto de menos ...
Desde que te fuiste mi vida no ha vuelto a ser igual. Al principio no fue tan horrible ... o eso creía yo. Pero estaba equivocada. Al principio pensé que tu marcha era lo mejor. Sabía que allá donde fueras, sería un lugar mejor y estarías bien. Y yo me sentía reconfortada pensando eso. Esa era mi fuerza para no caer, para no hundirme en la desesperación. Sabía que tu marcha era lo mejor para tí y, en parte, para todos. Era lo mejor porque tú no te merecías aquello y yo, nosotros, no nos merecíamos verte pasar por aquello. Y me refugié en ese sentimiento. Ni siquiera lloré. Los primeros meses fueron duros para todos. Para mí, más. Porque me encerré en mí misma e intenté hacer como si nada hubiera pasado, aún sabiendo que tú ya no estabas y no ibas a volver. Y lo que hice fue hundirme más en mis miedos antiguos, en mis antiguos temores, en mis viejas heridas. Y lo que conseguí con ello fue caer ... caer muy hondo. Lo pasé mal y se lo hice pasar mal a mucha gente. Las cosas tardaron en mejorar bastante. ¿Sabes cuándo empezaron a mejorar? Cuando conseguí llorar por tí. Seis meses después de irte. Tardé seis meses en llorarte. Y cuando lo hice, las cosas empezaron a aflojar. Supongo que, en el fondo, todos tenían razón y no lo tenía tan asumido como creía, de hecho, ahora creo que no lo tenía asumido en absoluto ...
Te quería tanto ... te quiero tanto. No sé si tú lo sabrías, aunque supongo que sí. Pero si no lo sabías, ahora ya lo sabes. Te quiero mucho. Y siempre te querré.
Han pasado ya seis años, seis largos años, y parece que fue ayer cuando pasábamos el verano todos juntos en casa. Cuando íbamos a los jardinillos y me montabas en los caballitos. Cuando me regalaste aquella muñeca Chabel con sus accesorios de playa que te había tocado en el supermercado (aún la conservo). Cuando íbamos los domingos al río y nos extendías la manta en el suelo y nos peleábamos por ponernos tu sombrero y por ir contigo en el coche. Cuando nos regañabas por gritar en el patio. Cuando pasábamos las navidades en casa y el día de reyes era una fiesta llena de regalos envueltos en papeles de colores. Cuando defendiste que pudiera llorar a gusto después de la injusta derrota de España frente a Italia en el mundial de EEUU del '94. Cuando a la hora de comer me partías tantos trozos de pan como me quisiera comer. Cuando te pasabas horas los sábados por la mañana "estudiando" a fondo el As para hacer la quiniela. Cuando te ponías nervioso en los partidos del Madrid y se te iba la pierna inconscientemente, como rematando. Cuando me sentaba a tu lado y me recostaba en tu regazo, aquella "almohadita" mía. Cuando hice mi confirmación y estuviste a mi lado, apadrinándome. Cuando celebramos tus bodas de oro ...
Son tantos recuerdos, tantas historias, tantos momentos vividos a tu lado que no puedo ni quiero olvidar ... Incluidos los malos, los recuerdos del hospital, de la convalecencia, del "después de" ... Ni siquiera esos quiero olvidar. Porque a pesar de las circunstancias, eran momentos que pasaba junto a tí, e incluso en esos malos momentos hay buenos recuerdos. Ni siquiera olvido la última noche que pasé contigo, a pesar de lo mala que fue, de lo mal que lo pasé ... pero no por mí, por tí, por verte así. Me producía tanto dolor verte así ...
Pero ahora, seis años después, me quedo siempre con los buenos momentos vividos, con los recuerdos bonitos. Con las sonrisas, con los abrazos, con los besos recibidos. Atesoro cada uno de todos esos momentos como los más bonitos de mi vida. Y así es como te recuerdo. Porque así es como quiero recordarte.
Y hoy, como cada 25 de noviembre, la nostalgia y la añoranza son más grandes. Y aunque se me parta el corazón al recordar que ya no estás, se me recompone al pensar en todo el tiempo que estuviste. Y aunque llore, no te preocupes, es sólo que te echo de menos.
Espero que, estés donde estés, me estés viendo, nos estés viendo, a todos, y nos cuides. Y que no nos olvides. Que no me olvides. Porque yo, nosotros, no te olvidamos.
Te quiero. Y siempre te querré.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Series

Soy adicta. Sí, lo reconozco. Soy adicta a las series. No hay un solo día de la semana en que una servidora no tenga alguna serie que ver. Supongo que esta adicción no es tan perjudicial para mi salud como podrían serlo otras y, además, es bastante más beneficiosa para mi bienestar psicológico y mi integridad emocional y moral que ver según qué programación de la parrilla televisiva.
Esta adicción no es ni mucho menos reciente. Aún recuerdo series de mi infancia a las que estuve literalmente enganchada, tanto de dibujos animados como de otro tipo, llendo desde El osito Misha a V pasando por Falcon Crest (esa fue por influencia materna, acarreando como consecuencia el venazo "marujil" con el que hoy vivo) y varias decenas más.
Actualmente mi planning de series es:
- Lunes: CSI (Las Vegas, Miami, NY, ..., da igual cuál sea, aunque personalmente tengo predilección por el teniente Horatio Caine y su equipo de CSI's de Miami desde hace bastante tiempo).
- Martes: Ris Científica, que aunque es bastante reciente no está mal, aunque mi familia prefiera Herederos. Eso sí, echo de menos 5 hermanos, ...
- Miércoles: Kyle XY y Eureka, que vuelven a competir con las preferencias familiares por Desaparecida y Hospital Central (a la que fui abandonando hace algún tiempo).
- Jueves: House, aunque sean repetidos. Pero sigo esperando la segunda temporada de Héroes con impaciencia (y ver el capítulo 19 de la primera, que me lo perdí ... pero mi prima me solucionará el tema jeje). Y aún me dura el rebote del cambio horario y de día de 24.
- Viernes: si no se sale El Comisario. Tampoco me gusta el día ...
- Sábado: el único día de descanso de series, jeje.
- Domingo: 24, imprescindible para mí desde que anunciaron la primera temporada (Kieffer Sutherland, maaaaaaaaadre mía que hombre, mi amor platónico y casi exclusivamente el único rubio que me gusta ...) y ya van por la sexta. Eso sí, este año estoy tremendamente disgustada con el trato que le dispensan a la serie y a los que la seguimos. Empezaron poniéndola los jueves a las 00.30 con duración de dos horas (¡¡la gente trabaja!!), la cambiaron sin avisar a los domingos a las 00.30 con sólo un capítulo, luego la relegaron a la 01.30 y eel domingo pasado ya era otra hora más tarde ... Conclusión: el domingo pasado no la ví, porque para la gente que en este país madruga para ir a clase o al trabajo, que somos mayoría, esas horas son altamente intempestivas y los excesos se pagan ... Y lo peor es que la relegaron por cotilleos guiados de la mano de Santi Acosta ... ¡¡Qué lástima de país!!
Así que ya veis mi planificación semanal de horas de televisión ... ¿¿Cuál es la vuestra??

martes, 20 de noviembre de 2007

Días grises


El otoño ha llegado de golpe, sin avisar ... Ayer fue el "primero" de estos días otoñales, oscuros, lluviosos, fríos, ... el primer día gris de este extraño otoño en Madrid. Hoy ha amanecido igual ... El cielo oscuro, totalmente cubierto de esas nubes que tan preciado y necesario don nos traen, que descargan aquí y allá, a su antojo, ora con la suavidad de una caricia, ora con la fuerza de una bofetada ...

La gente ha sacado ya sus paraguas y chubasqueros para protegerse de la lluvia y eso hace que estos días grises no lo sean tanto ... Paraguas, paraguas por todos lados, paraguas grandes, paraguas pequeños, paraguas para niños ... Paraguas de miles de colores, lisos, estampados, a cuadros, a rayas, con dibujos infantiles, con mensajes publicitarios, ... Paraguas, decenas de paraguas ocupando un espacio en la calle ... Paraguas que son como setas de diversos aspectos, como aquellas setas en las que vivían los duendes y gnomos de nuestros cuentos infantiles, aquellas setas en las que nos hubiera gustado habitar ... Y debajo de cada seta, una persona ...

Es un espectáculo hermoso contemplar desde las alturas una aglomeración de paraguas ... pero desde las alturas. Ya no es igual si es uno mismo el que transita con su seta por la calle en un día lluvioso. Porque entonces desaparece aquella idílica imagen del bosque de setas de nuestros sueños y aparece de golpe la maratón de obstáculos de nuestras pesadillas, plagada de tropezones, empellones, esquivas, maniobras increíbles para no perder un ojo con las varillas de los paraguas ajenos y una estoica paciencia para recorrer cincuenta metros en diez minutos sin perder los nervios ni la compostura.

Ah, los días lluviosos, los días grises, qué hermosos son ... para contemplarlos desde la calidez del hogar ...
P.S: Personalmente, los días grises no son mis favoritos, a pesar de la belleza que encierran. La falta de los rayos del sol en estos días grises suele sumirme en la tristeza, la melancolía y la añoranza, sin una razón ...

lunes, 19 de noviembre de 2007

La Senda del Tiempo

A veces llega un momento en que
te haces viejo de repente,
sin arrugas en la frente
pero con ganas de morir.
Paseando por las calles
Todo tiene igual color,
siento que algo echo en falta,
no se si será el amor.
Me despierto por las noches
entre una gran confusión;
esta gran melancolía
está acabando conmigo.
Siento que me vuelvo loco
y me sumerjo en el alcohol;
las estrellas por la noche
han perdido su esplendor.
He buscado en los desiertos
de la tierra del dolor
y no he hallado más respuesta
que espejismos de ilusión.
He hablado con las montañas
de la desesperación
y su respuesta era sólo
el eco sordo de mi voz.
A veces llega un momento en que
te haces viejo de repente,
sin arrugas en la frente
pero con ganas de morir.
Paseando por las calles
todo tiene igual color,
siento que algo echo en falta,
no sé si será el amor.

Señoras y señores, para todos ustedes, "La senda del tiempo", una gran canción que retrata a la perfección lo que sentimos todos de vez en cuando, antes o después, según nuestra vida va recorriendo su camino. ¿Quién no se ha sentido viejo de golpe en algún momento de su vida? ¿Quién no ha deseado morir en un momento determinado? ¿Quién no se ha sentido absolutamente solo alguna vez, a pesar de estar rodeado de gente? Creo que todos hemos tenido esas sensaciones alguna vez ... al menos, en mi caso sí se cumple. Y quien no las haya tenido alguna vez ... no sé si felicitarle o mostrarle mis condolencias ... porque esas sensaciones nos sobrevienen en momentos duros, en momentos amargos, en momentos de crisis, momentos en los que todo nuestro mundo se hunde y si no quiere hundirse uno también con ese mundo y perecer para siempre, ha de sobreponerse, sacar fuerzas de cualquier lugar por muy recóndito que sea, agarrarse a cualquier cosa que encuentre, por pequeña que sea, que le haga aferrarse a la vida ... Eso es encontrar soluciones a las dificultades y zancadillas que nos pone en el camino la vida de vez en cuando. Y eso es lo que nos hace crecer como personas, nos vuelve fuertes y resistentes, ... Y a pesar de volvernos cada vez más fuertes y duros por los golpes que nos da la vida, seguimos siendo a un tiempo frágiles y débiles, porque sabemos que siempre, siempre, habrá algo que nos pueda volver a hacer caer en esas sensaciones ... Eso, amiguitos, es ser HUMANOS.
Para todos aquellos que no conozcan la canción, es un tema de Celtas Cortos, grandes entre los grandes en mi minúsculo e insignificante universo musical, dulces poetas de la música unas veces y duros púgiles de la realidad otras.En otra ocasión os escribiré algún otro tema suyo. Y ésto es gracias a mi prima, que es la mejor y la más grande, que fue la que me los "presentó".

domingo, 18 de noviembre de 2007

Fuera de lugar

¿Alguna vez habéis tenido la sensación de estar en un sitio en el que no deberíais estar? ¿De estar allí de más? ¿De sobrar? ¿De saber que estás fuera de lugar? ... Supongo que sí, a todos nos ha pasado alguna vez y no sé qué os parecerá a vosotros, pero para mí no es una sensación nada agradable, me hace sentir tremendamente incómoda conmigo misma y con las personas con las que esté en ese momento ...
Ayer tuve esa sensación otra vez y no me gustó nada ... Y no me gustó, sobretodo, porque no sé por qué estaba el ambiente así de raro. La última vez que me pasó, al menos sí sabía la razón de que el ambiente estuviera tenso y de que yo me sintiera fuera de lugar, después de todo, había tenido una discusión bastante importante con una de las personas con las que estaba y era normal que me ignorara por completo, pero ayer ... No sé, ayer no había motivo aparente para que yo me sintiera así y, sin embargo, así me sentí. Y puedo aseguraros que no eran imaginaciones mías ("pensamientos cognitivos", como me ha dicho un colega hace un rato), era algo real, algo tangible. No era con todas las personas con las que iba, era solamente con una de las tres ... con mi amiga. No sé si le pasaba algo conmigo ayer, pero si no le pasaba algo, nadie lo habría dicho, porque se pasó casi toda la noche ignorándome. No me dirigía casi la palabra, apenas sí me miraba, se colocaba siempre al otro lado de donde yo estuviera y no se quedó ni un solo momento sola conmigo, siempre se iba con la otra chica ... La verdad es que me resultó un poco duro de llevar, pero me sentí menos mal porque, al menos, nuestro otro amigo estuvo igual que siempre conmigo ...
De hecho, estoy convencida de que ayer le pasaba algo a mi amiga porque, sabiendo de sobra la facilidad que tiene nuestro amigo para sacar temas "delicados" (y digo "delicados" porque siempre tenemos un punto de vista totalmente diferente y, a veces, las posturas de él son totalmente indefendibles y acabamos siempre discutiendo, aunque de una forma civilizada, por supuesto, que para algo somos personas adultas) que, la gran mayoría de las veces nos acaban sacando de quicio, ayer le entró al trapo ... Y si al menos hubiera sido por un tema algo más "relevante", lo hubiera entendido, pero ponerse como se puso tratandose de un tema tan insustancial como el que se trataba (a saber, "la relevancia de las Spice Girls dentro del mundo de la música") como consecuencia de que nuestro amigo dijera q pensaba ir a su concierto y que si queríamos acompañarlo ... pues la verdad, no lo entiendo. Y me demuestra que sí había algo oculto por ahí, porque, normalmente, cuando él se pone así, acabamos por darle la razón como a los locos o dejarlo por imposible ... y a ella le cuesta menos hacerlo que a mí. Pero ayer se despachó a gusto. Y eso no es normal.
Así que, después de mantener esta "interesante" discusión que todo ser humano se habrá planteado alguna vez durante su existencia, mientras devorábamos nuetras hamburguesas en el McDonalds (había demasiado tiempo de espera para conseguir una mesa para cenar) nos fuimos al cine a ver "Invasión". Y mi amiga volvió a sentarse justo a la otra punta de donde yo me senté y a ignorarme durante los veinte minutos previos al comienzo de la película. Al menos, durante la hora y pico que duró la película, se me quitó ese malestar.
A la salida del Kinépolis ví algo que me animó un poco (dos grupos de gente en mitad de un rol en vivo) porque me hizo recordar buenos momentos y olvidarme de ese y nos fuimos al coche para irnos a casa. En el camino de vuelta la cosa se relajó un poco (al menos ya me dirigió la palabra alguna vez) y se decidió que íbamos a tomarnos algo antes de recogernos. Así nos dieron las dos de la madrugada.
Y luego ya me dejaron en casa. La cosa se había suavizado, pero yo seguía con esa molesta sensación de estar fuera de lugar ... y la verdad es que hoy aún la tengo. Y no me gusta porque no entiendo a qué se debe. No sé por qué ayer estaba el ambiente como estaba. No sé por qué mi amiga se comportó ayer así conmigo. No sé nada. Y es horrible no saber, porque entonces no es posible solucionar, si es que hay algo que solucionar.

sábado, 17 de noviembre de 2007

La soledad


No sé si estaréis de acuerdo conmigo en que si hay una palabra dentro del amplio abanico de posibilidades que nos ofrece la lengua castellana que genera sentimientos encontrados, esa es "soledad". Hay quien solamente con oirla tiembla, hay quien se regocija al escucharla y hay quien se queda simplemente indiferente. Ésto, como todo, depende de la experiencia vital que haya tenido cada uno al respecto.
Yo personalmente soy de las que tolero bastante bien la soledad. De hecho, para qué negarlo, me gusta bastante e incluso la considero necesaria en mi vida. Ésto no quiere decir que no disfrute con la compañía de otras personas, me encanta compartir mi tiempo con aquellos a los que quiero, mi familia, mis amigos y el tiempo que paso con ellos me es muy grato (especialmente el que comparto con mis amigos, sin desmerecer a mi familia, por supuesto, pero, como todos sabemos, nuestra familia nos viene ya impuesta y lo único que nos queda es aprender a quererlos y a convivir con ellos suceda lo que suceda, mientras que nuestro grupo de amigos, como grupo secundario que es, lo elegimos nosotros mismos líbremente y no estamos obligados a "tragar" sin más con todo lo que suceda con ellos ...). Pero a pesar de todo esto, me encanta estar sola. Esto no ha sido así siempre, ha llevado un proceso que, por suerte, ha finalizado felizmente.
Yo siempre he sido una persona bastante introvertida, muy sensible, extremadamente tímida, insegura y acomplejada, para qué negarlo. Por eso siempre me ha costado entablar relaciones sociales. Ya desde mi más tierna infancia, en preescolar, solía estar siempre un poco apartada de los demás. Y además de mi natural disposición a ello, tampoco ayudaba demasiado a eliminar este comportamiento las crueles burlas y acciones a las que era sometida por parte de mis compañeros (el tristemente famoso "acoso escolar" que hoy ocupa portadas y páginas de periódicos además de multitud de libros, al que dedicaré un post un día de estos). Así que me gané bien ganado el título de "la rara" de la clase. Título que, por cierto, he mantenido hasta hace relativamente poco y que, si bien en un principio era utilizado de manera despectiva al referirse a mí, yo convertí en algo que siempre ostenté con orgullo, como símbolo distintivo de mi persona. El paso por el colegio en estas circunstancias fue un poco traumático, para qué negarlo, y la falta de AMIGOS (así en grande) y la existencia de "perversos compañeros " (algunas/os disfrazados de "amigos", que lo único que hacían era herir de cerca) no hizo sino acrecentar mis deseos de alejarme de todo aquello que tanto me hería y encerrarme en mi misma. Así fue como conocí a la soledad (la Sole, cariñosamente). La Sole se convirtió en mi compañera de juegos, en mi confidente, en mi consejera, ... en mi amiga. Pasaba mucho tiempo con su única compañía, aunque suene contradictorio. Ésto a la larga ha acabado revirtiendo para bien, ya que me ayudó a convertirme en una persona reflexiva que siempre sopesa pros y contras (aunque también esto tuvo su parte mala, como se vio en mi primer post), a conocerme a mí misma y, además, a encauzar parte de mi tiempo a algo que realmente me llenaba de verdad: la lectura. Cuando terminé el colegio pensé que las cosas estaban bien como estaban, pero me equivoqué ... Era hora de avanzar un paso más en el duro camino de convertirse en adulto, quizá el más complicado y traumático de todos: la adolescencia. Y ahí la Sole no podía ayudarme mucho ... de hecho, podía complicarme las cosas mucho más. Y si el colegio fue complicado para mí, no voy a contaros lo que llegó a ser el instituto. Si pensamos que los niños son crueles, parémonos un momento a pensar en los adolescentes; ahí si que hay verdadera crueldad, porque un niño lo que dice es lo que siente, tal cual, y esa crueldad no es "intencional" puramente, no quiere herir sólo por herir, es sólo reflejo de lo que siente. Pero un adolescente ... un adolescente sí hiere intencionalmente, hace daño conscientemente, ... para ganarse el respeto de los demás, para ser admirado por otros, para pertenecer a un grupo, ... hay múltiples causas. Y ahí fue donde entré yo en juego, como conejillo de indias. Seguía siendo la rara de la clase, además de la fea de las gafas, la ortodoncia, la forma de vestir rara, la marginada, ... Vamos, "víctima" ideal. Y a pesar de intentar conectar con alguien, no podía. Tuve una gran, gran amiga en tercero de B.U.P ... que acabó dejándome tirada y herida ... Pero por suerte, la Sole nunca me había abandonado del todo. Y fue cuando me dí cuenta de lo importante que era para mí. Pasé un par de añitos totalmente sola, sin salir de casa nada más que lo justo, encerrada en mi cuarto con mi Sole, leyendo, escuchando música, viviendo mi vida en mi mundo. El segundo año que hice C.O.U conocí a la que hoy es mi mejor amiga. Si en aquel momento me dicen que eso iba a ser así, me río en la cara de quien lo dijera. Fue un medio año increíble, nunca había estado tan a gusto en el instituto. Pero se acabó. Un día tuvimos una movida (planeada, alimentada y acrecentada por terceras personas) y dejamos de hablarnos. Y volví a quedarme sola. Bueno, con la Sole. En ese momento llegué a odiar a la Sole, pensé que pasar tanto tiempo con ella me había debilitado y por eso era incapaz de tener amigos. Pero se me acabó pasando. Después de todo, era la única que estaba a mi lado cuando la necesitaba. Y entonces me dí cuenta que yo necesitaba a la soledad. Y aprendí aún más a aceptarla, a quererla, a disfrutarla y a necesitarla (de vez en cuando). Después las cosas se arreglaron con mi amiga, y aquí seguimos diez años después, con nuestros altibajos, como todo el mundo. Pero con quien no he vuelto a tener problemas nunca más ha sido con la soledad. De hecho, cuando me veo agobiada, la llamo y si no viene yo voy a buscarla. Para mí es necesaria. Y es hermosa. No le tengo ningún miedo.
Hay quien tiene pánico a la soledad, a estar solo. Quizá es porque tiene miedo a enfrentarse a sí mismo y ver que no es exactamente lo que había planeado ser, que no ha conseguido sus objetivos, que no ha alcanzado sus metas y eso le haga sentirse frustrado y fracasado. Pero no es así. La soledad no tiene por qué significar fracaso. La soledad también es independencia, autoconocimiento, paz interior. Por eso creo que todos tendríamos que aprender a "amarla" de alguna manera o, al menos, a ser capaces de "soportarla". Porque nacemos solos. Y aunque en el camino de la vida casi siempre estamos acompañados, cuando llega el fin, no lo estamos. Porque morimos solos. Y el miedo irracional que le tenemos a la muerte, es también el miedo irracional a la soledad. Si le perdiéramos parte de ese miedo a nuestra propia soledad, también se lo perderíamos a la muerte ... y eso nos haría disfrutar más de la vida. ¿No es cierto?

viernes, 16 de noviembre de 2007

Fantasmas del pasado

No era precisamente de esto de lo que hoy quería hablar aquí y es un tema del que preferiría no tener que hablar en ningún momento ni lugar, pero simplemente no puedo callarme, es algo que me supera y no sabéis de qué manera.
Esta tarde, mientras me encontraba en mi trabajo, he recibido una llamada de mi mejor amiga. Esto es algo bastante habitual, solemos llamarnos casi todos los días cuando no hay mucho que hacer y hoy tenía que llamarme para explicarme cómo llegar hasta donde ella trabaja para volver juntas a casa en su coche, que hoy tuvo que llevar (normalmente quedamos en la estación de metro de donde yo trabajo). Así que me ha pillado un poco por sorpresa (bastante, más bien) lo que he oído al descolgar. Han sido tres palabras, sólo tres, pero no os hacéis una idea del maldito significado que tienen. Sólo me ha dicho "Pablo ha vuelto".Y a mí se me ha revuelto todo. No me lo podía creer, no podía reaccionar y lo único que se me ocurrió decir fue "¡¿QUÉ?! Ha sido como volver a tener noticias de un "fantasma" del pasado, de esos que consigues enterrar con mucho esfuerzo y tras mucho sufrimiento. Pero éste es de los que tienen la molesta costumbre de volver. Ya lo hemos enterrado varias veces y ha acabado volviendo. Y siempre de la misma manera: amenazando. La última vez fue a buscarla y lo hizo cara a cara. Esta vez ha sido más cobarde (porque eso es lo que es, un maldito bastardo cobarde) y lo ha hecho por teléfono. El discurso es siempre el mismo, aunque cambie las palabras. Básicamente se resume en "eres una puta, sé dónde encontrarte, dónde trabajas, más vale que no te acerques a ningún tío por tu bien y el suyo, ..." y lindezas de ese tipo. Y el resultado también es siempre el mismo: nervios, angustia, miedo ...
Hoy ha dado un paso más. Hoy ha sido un poco más explícito. Hoy ha amenazado con "rajarla" si la ve con algún tío y con "rajarlo" a él también. Y, la verdad, le veo capaz de hacerlo. Muy capaz.
No he visto su cara ni sus ojos mientras me lo contaba, pero no necesito verlo para saber qué era lo que reflejaban. Lo he visto demasiadas veces ya como para no saberlo. Y sé qué es lo que viene ahora. Miedo a salir sola de casa. Miedo a ir a trabajar porque sabe dónde trabaja. Miedo a quedar con los amigos por ella y por ellos. Miedo y más miedo. Mirar hacia todos lados en la calle. Sobresaltarse al sentir que alguien se acerca. Pánico al ver una melena rubia entre la multitud. Tensión cada vez que suena el teléfono. Otra vez. Y he perdido la cuenta. Y ni denuncias, ni órdenes de alejamiento, ni nada.
Vive para joderle la vida, así, como suena. Es cruel, pero es así. Es ése "o mía o de nadie". Y me da miedo pensar que pueda llegar al "de nadie". Y me cabrea. Mucho.
Si pudiera hacer algo ... Si pudiera tenerlo a mi merced ... Pagaría cada lágrima derramada, cada golpe recibido, cada hematoma, cada mirada de terror que le he visto a ella multiplicado por un millón. Y lo disfrutaría. Ya lo creo que lo disfrutaría. Los que me conocen saben que soy tremendamente sensible, pacífica e incluso inofensiva, así que supongo que leer esto les resultará extraño y sorprendente, quizás hasta desagradable ... pero es la verdad.
Pero me consuela el saber que algún día caerá. Y lo hará a lo grande. Y yo estaré allí, viéndolo. Y disfrutándolo. Y pondré mi granito de arena.
Lo que haces en esta vida pasa factura. Y se paga. Siempre.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Aventurarse o no aventurarse ... he ahí la cuestión

Aunque pueda sonar absurdo, estúpido o resulte incomprensible, soy de esa clase de personas a las que tomar una decisión, por muy simple que pueda parecer, le resulta poco menos que imposible. Sí, lo reconozco, soy muy indecisa, tremendamente indecisa. Y no creais que es algo que me termine de gustar del todo, pero es así. Yo soy así. Supongo que es todo debido a mi inseguridad. Sí, ya sé que todos sentimos un poquito de inseguridad, pero lo mío ya es por demás, es casi enfermizo, diría yo. La verdad es que tanta inseguridad no es nada buena, como ya he podido comprobar ampliamente, pero estoy en proceso de cambio. He llegado a la conclusión de que si no me busco la vida yo solita y me saco las castañas del fuego por mí misma, nadie lo va a hacer por mí. Y para eso hay que tomar decisiones. Y aventurarse por nuevos territorios. Y arriesgarse. Porque como siempre me dice mi mejor amiga "quien no arriesga no gana". Así que aquí me tenéis ... escribiendo un blog. Yo, escribiendo un blog. Aún no tengo muy claro cómo he llegado aquí, es decir cómo o cuándo he decidido hacerlo, pero aquí estoy. Supongo que es porque quiero tener un sitio mío en el que pueda escribir todo aquello que se me pase por la cabeza, o mostrar al resto del mundo cosas que me gustan o me parecen interesantes, o simplemente lo hago como forma de autoafirmación ... no lo tengo muy claro aún, pero aquí estoy. Y no creais que he llegado hasta aquí yo solita, qué va, que me han tenido que "empujar" un poquito, o más bien animar a hacerlo ... Si he llegado hasta aquí, es porque dos personas a las que quiero muchísimo me han animado a tener mi propio blog, porque creen que tengo mucho que decir, mucho que dar y que puedo hacerlo. Gracias por animarme y hacer que me sienta más segura de mí misma, porque esto para mí supone un esfuerzo tremendo ... pero que espero repercuta para bien en mí y ojalá también, de alguna forma, en los que deseen pasarse por aquí y echar un vistazo.
Así que, ¿qué hemos aprendido hoy? Yo, que tengo que enfrentar mis miedos, mis temores, mi inseguridad y mi indecisión para seguir adelande con mi vida ... Y empezar a aventurarme aunque sea escribiendo un blog, es todo un paso.
Ya veremos cómo sale ésto. Así que deseadme suerte. Y acompañadme, si así lo deseais. Sereis bien recibidos.