La vida. Ese camino de momentos, de situaciones, de personas, de decisiones, que recorremos a diario. Camino de rosas, luminoso, soleado, placentero, sobre praderas verdes y bajo cielos azules a veces. Oscuro, tétrico, tenebroso y rodeado de espinos otras. Felicidad y alegria, miedo y tristeza. A veces se camina por uno. Otras veces, por el otro. De vez en cuando, se unen en el tiempo, y parece que corren paralelos.
Hoy mi vida recorre esos caminos paralelos. El de la felicidad de la mano del amor que llegó a lomos de un hermoso dragón, que me ilumina la vida. El de la tristeza de la mano de la enfermedad y el dolor, con la oscura sombra vigilante de la parca.
La vida es así. Complaciente amante unas veces. Cruel asesina otras. Y, a pesar de saberlo, no me acostumbro. Ni nunca me acostumbraré.
P.D: ocho años ya ... y aún te echo de menos abuela.
martes, 17 de junio de 2008
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2 comentarios:
Ocho años y ochenta. La pérdida de los seres queridos nos acompañan el resto de nuestra vida, solo que el tiempo vuelve los recuerdos más dulces...
:*****
Totalmente de acuerdo con lo que ha dicho Celebnár y añadiré que a veces no todo lo cura el tiempo.
Besos.
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