domingo, 25 de noviembre de 2007

25 de noviembre

Hoy es 25 de noviembre. Otra vez. Otro año más ha pasado casi sin darnos cuenta. Otro año más ... y tú no estás aquí. Y lo peor es que ya no volverás, no puedes. Pero a pesar de todo, sé que no te has ido. Al menos no del todo. Te siento cada día aquí, conmigo, a mi lado. Te siento cerca de mí, viéndome vivir, siguiendo mi estela, guiando mis pasos, viéndome luchar por seguir adelante. Sé que no te has ido. Sé que no me has dejado. Sé que no nos has dejado.
Y a pesar de todo, sigo echándote de menos. Te echo tanto de menos ...
Desde que te fuiste mi vida no ha vuelto a ser igual. Al principio no fue tan horrible ... o eso creía yo. Pero estaba equivocada. Al principio pensé que tu marcha era lo mejor. Sabía que allá donde fueras, sería un lugar mejor y estarías bien. Y yo me sentía reconfortada pensando eso. Esa era mi fuerza para no caer, para no hundirme en la desesperación. Sabía que tu marcha era lo mejor para tí y, en parte, para todos. Era lo mejor porque tú no te merecías aquello y yo, nosotros, no nos merecíamos verte pasar por aquello. Y me refugié en ese sentimiento. Ni siquiera lloré. Los primeros meses fueron duros para todos. Para mí, más. Porque me encerré en mí misma e intenté hacer como si nada hubiera pasado, aún sabiendo que tú ya no estabas y no ibas a volver. Y lo que hice fue hundirme más en mis miedos antiguos, en mis antiguos temores, en mis viejas heridas. Y lo que conseguí con ello fue caer ... caer muy hondo. Lo pasé mal y se lo hice pasar mal a mucha gente. Las cosas tardaron en mejorar bastante. ¿Sabes cuándo empezaron a mejorar? Cuando conseguí llorar por tí. Seis meses después de irte. Tardé seis meses en llorarte. Y cuando lo hice, las cosas empezaron a aflojar. Supongo que, en el fondo, todos tenían razón y no lo tenía tan asumido como creía, de hecho, ahora creo que no lo tenía asumido en absoluto ...
Te quería tanto ... te quiero tanto. No sé si tú lo sabrías, aunque supongo que sí. Pero si no lo sabías, ahora ya lo sabes. Te quiero mucho. Y siempre te querré.
Han pasado ya seis años, seis largos años, y parece que fue ayer cuando pasábamos el verano todos juntos en casa. Cuando íbamos a los jardinillos y me montabas en los caballitos. Cuando me regalaste aquella muñeca Chabel con sus accesorios de playa que te había tocado en el supermercado (aún la conservo). Cuando íbamos los domingos al río y nos extendías la manta en el suelo y nos peleábamos por ponernos tu sombrero y por ir contigo en el coche. Cuando nos regañabas por gritar en el patio. Cuando pasábamos las navidades en casa y el día de reyes era una fiesta llena de regalos envueltos en papeles de colores. Cuando defendiste que pudiera llorar a gusto después de la injusta derrota de España frente a Italia en el mundial de EEUU del '94. Cuando a la hora de comer me partías tantos trozos de pan como me quisiera comer. Cuando te pasabas horas los sábados por la mañana "estudiando" a fondo el As para hacer la quiniela. Cuando te ponías nervioso en los partidos del Madrid y se te iba la pierna inconscientemente, como rematando. Cuando me sentaba a tu lado y me recostaba en tu regazo, aquella "almohadita" mía. Cuando hice mi confirmación y estuviste a mi lado, apadrinándome. Cuando celebramos tus bodas de oro ...
Son tantos recuerdos, tantas historias, tantos momentos vividos a tu lado que no puedo ni quiero olvidar ... Incluidos los malos, los recuerdos del hospital, de la convalecencia, del "después de" ... Ni siquiera esos quiero olvidar. Porque a pesar de las circunstancias, eran momentos que pasaba junto a tí, e incluso en esos malos momentos hay buenos recuerdos. Ni siquiera olvido la última noche que pasé contigo, a pesar de lo mala que fue, de lo mal que lo pasé ... pero no por mí, por tí, por verte así. Me producía tanto dolor verte así ...
Pero ahora, seis años después, me quedo siempre con los buenos momentos vividos, con los recuerdos bonitos. Con las sonrisas, con los abrazos, con los besos recibidos. Atesoro cada uno de todos esos momentos como los más bonitos de mi vida. Y así es como te recuerdo. Porque así es como quiero recordarte.
Y hoy, como cada 25 de noviembre, la nostalgia y la añoranza son más grandes. Y aunque se me parta el corazón al recordar que ya no estás, se me recompone al pensar en todo el tiempo que estuviste. Y aunque llore, no te preocupes, es sólo que te echo de menos.
Espero que, estés donde estés, me estés viendo, nos estés viendo, a todos, y nos cuides. Y que no nos olvides. Que no me olvides. Porque yo, nosotros, no te olvidamos.
Te quiero. Y siempre te querré.

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