viernes, 16 de noviembre de 2007

Fantasmas del pasado

No era precisamente de esto de lo que hoy quería hablar aquí y es un tema del que preferiría no tener que hablar en ningún momento ni lugar, pero simplemente no puedo callarme, es algo que me supera y no sabéis de qué manera.
Esta tarde, mientras me encontraba en mi trabajo, he recibido una llamada de mi mejor amiga. Esto es algo bastante habitual, solemos llamarnos casi todos los días cuando no hay mucho que hacer y hoy tenía que llamarme para explicarme cómo llegar hasta donde ella trabaja para volver juntas a casa en su coche, que hoy tuvo que llevar (normalmente quedamos en la estación de metro de donde yo trabajo). Así que me ha pillado un poco por sorpresa (bastante, más bien) lo que he oído al descolgar. Han sido tres palabras, sólo tres, pero no os hacéis una idea del maldito significado que tienen. Sólo me ha dicho "Pablo ha vuelto".Y a mí se me ha revuelto todo. No me lo podía creer, no podía reaccionar y lo único que se me ocurrió decir fue "¡¿QUÉ?! Ha sido como volver a tener noticias de un "fantasma" del pasado, de esos que consigues enterrar con mucho esfuerzo y tras mucho sufrimiento. Pero éste es de los que tienen la molesta costumbre de volver. Ya lo hemos enterrado varias veces y ha acabado volviendo. Y siempre de la misma manera: amenazando. La última vez fue a buscarla y lo hizo cara a cara. Esta vez ha sido más cobarde (porque eso es lo que es, un maldito bastardo cobarde) y lo ha hecho por teléfono. El discurso es siempre el mismo, aunque cambie las palabras. Básicamente se resume en "eres una puta, sé dónde encontrarte, dónde trabajas, más vale que no te acerques a ningún tío por tu bien y el suyo, ..." y lindezas de ese tipo. Y el resultado también es siempre el mismo: nervios, angustia, miedo ...
Hoy ha dado un paso más. Hoy ha sido un poco más explícito. Hoy ha amenazado con "rajarla" si la ve con algún tío y con "rajarlo" a él también. Y, la verdad, le veo capaz de hacerlo. Muy capaz.
No he visto su cara ni sus ojos mientras me lo contaba, pero no necesito verlo para saber qué era lo que reflejaban. Lo he visto demasiadas veces ya como para no saberlo. Y sé qué es lo que viene ahora. Miedo a salir sola de casa. Miedo a ir a trabajar porque sabe dónde trabaja. Miedo a quedar con los amigos por ella y por ellos. Miedo y más miedo. Mirar hacia todos lados en la calle. Sobresaltarse al sentir que alguien se acerca. Pánico al ver una melena rubia entre la multitud. Tensión cada vez que suena el teléfono. Otra vez. Y he perdido la cuenta. Y ni denuncias, ni órdenes de alejamiento, ni nada.
Vive para joderle la vida, así, como suena. Es cruel, pero es así. Es ése "o mía o de nadie". Y me da miedo pensar que pueda llegar al "de nadie". Y me cabrea. Mucho.
Si pudiera hacer algo ... Si pudiera tenerlo a mi merced ... Pagaría cada lágrima derramada, cada golpe recibido, cada hematoma, cada mirada de terror que le he visto a ella multiplicado por un millón. Y lo disfrutaría. Ya lo creo que lo disfrutaría. Los que me conocen saben que soy tremendamente sensible, pacífica e incluso inofensiva, así que supongo que leer esto les resultará extraño y sorprendente, quizás hasta desagradable ... pero es la verdad.
Pero me consuela el saber que algún día caerá. Y lo hará a lo grande. Y yo estaré allí, viéndolo. Y disfrutándolo. Y pondré mi granito de arena.
Lo que haces en esta vida pasa factura. Y se paga. Siempre.

No hay comentarios: