domingo, 6 de enero de 2008

Día de Reyes

Hoy es un día especial. Al menos para mí lo es. Hoy es el Día de Reyes. El día en que todos los niños éramos, son (somos) y serán (seremos) los protagonistas. Es día de alegría, de deseos cumplidos, de juegos, de regalos envueltos en brillantes papeles de colores, ...

Para mí el Día de Reyes era (cuando yo era niña) especial. Y sigue siendo especial a pesar del tiempo, del paso de los años y de avanzar en edad. Sigue siendo el día en que las ilusiones se ven cumplidas, cuando desenvuelves tus regalos y ves aquello que tanto anhelabas. El día en que la magia es real y tangible, porque tres reyes, tres, ellos solitos y transportados por camellos, son capaces de, en sólo una noche, recorrer enormes distancias para llevar miles y miles de regalos a miles y miles de niños. El día en que la alegría recorre las casas, porque la llevan las caritas de sus niños. El día en que todo el mundo parece menos triste y gris, porque las calles se llenan de vida con niños jugando con sus balones, triciclos, bicicletas, patines, patinetes, juguetes teledirigidos, coches de muñecas, ..., en cualquier parque, en cualquier calle.

Y yo, a pesar de haber dejado de ser niña hace tiempo, sigo sintiendo esa magia cada seis de enero. Sigo sintiéndola recorrer mi cuerpo a chorro cuando me levanto y me dirijo al salón a abrir mis regalos, junto con mis padres y hermanos. La ilusión me sigue embargando igualmente que hace años cuando, de niña, pasábamos las navidades en Segovia en casa de mis abuelos, y la mañana del seis de enero nos levantábamos raudos y veloces y nos dirigíamos al salón, y al abrir la puerta nos encontrábamos el salón repleto de juguetes por todas partes. Estaba siempre tan lleno, que muchas veces ni siquiera se podía pasar a coger algunos. Es lo que tiene tener quince nietos, que los Magos llenaban el salón con los regalos de todos ... Y luego venía lo mejor ... El desfile por casa de los abuelos de todos los nietos a recoger sus regalos, la ilusión compartida de los primos que nos enseñábamos nuestros regalos, los comparábamos, los estrenábamos allí mismo, los compartíamos ... Y siempre te encontrabas con alguno más que habían dejado en casa de los tíos ... ¿Te acuerdas Mónica?

Y después de ésto, el desayuno ... El roscón de reyes con aquel chocolate tan rico que preparaba la abuela ... Siempre había roscón y chocolate en cantidades industriales, para que todos los que paraban por allí pudieran probarlo ...

Hoy, muchos años después, ya no estamos en Segovia. Ya no somos tantos en casa. Ni la montaña de regalos es tan grande. Y tampoco son (a veces) tan "sorpresa" como eran antaño. Pero a mí no me importa. Porque sigo manteniendo la misma ilusión que entonces. Y pienso seguir manteniéndola durante mucho tiempo. Porque, a pesar de haber crecido, creo que aún sigo siendo la niña que un día fui. Y quiero seguir manteniendo a esa niña viva. Porque es parte de mí, de lo que soy ahora. De hecho, quizá incluso la mejor parte ...

Por eso hoy es un día especial para mí ... Y a vosotros ¿os sucede lo mismo? Espero y deseo con toda mi alma que sí ... porque eso significará que vuestro "niño interior" sigue vivo y seguirá dándoos la fuerza necesaria para continuar adelante con vuestra vida ...

Silmaril, con la magia del Día de Reyes recorriendo su cuerpo

1 comentario:

Findûriel dijo...

Y esos regalos idénticos que nos hacían a las dos, eh?
Besos, cielo, espero que recabes pronto en Segovia para poder achucharte.